jueves, 11 de noviembre de 2021

Viaje a Cracovia: día 5. Historia, pan y mucha sal.

Antes de comenzar nuestro quinto día, tenemos que mencionar lo que nos ocurrió la noche anterior. Tras nuestra cenita romántica extremeña, fuimos testigos de una noche policiaca: aparecieron agentes polacos en nuestro edificio para detener la fiesta de unos muchachos desfasados y parranderos. Al acabar este nocturno acontecimiento, nos fuimos a la cama para descansar, ya que el día siguiente iba a ser muy duro.

La primera parada de la jornada fue el campo de concentración de Auschwitz, en Oświęcim. En este nos esperaba una guía que nos acompañó en el recorrido por el lugar y cabe destacar que entre su velocidad hablando y su fuerte acento polaco no entendimos mucho.

Sabíamos que esa visita iba a ser dura para todos, y pudimos confirmarlo cuando la mitad de nuestros compañeros acabaron con los ojos cristalinos debido a las lágrimas tras las explicaciones de Anna, la guía, y las imágenes que pudimos ver, entre las que destacaban los edificios en los que trabajaban algunos prisioneros de los campos de concentración, las pertenencias de miles de personas que han quedado sólo como un recuerdo del horror que sufrieron allí, e incluso los lugares en los que los nazis acababan con sus vidas.




Nuestra guía nos explicó todo con detalle y nos contó algunos datos actuales, como que conoció a un hombre que sobrevivió a la estancia en este campo y que murió hacía unos meses, con casi 100 años.


Después de terminar la visita en Auschwitz nuestra guía nos llevó al segundo campo de concentración, Auschwitz II-Birkenau, en el cual no estuvimos el tiempo que hubiésemos querido, ya que siempre vamos con retraso (no necesariamente culpa de los "siempre tardíos" españoles, estereotipo que estamos derribando con creces). En el extenso campo de Birkenau fuimos a dos de los miles de barracones donde se alojaban y realizaban sus distintas actividades. El primero era un baño donde se encontraban las duchas y los retretes. Los judíos tenían que limpiarlos con sus propias manos. En el segundo barracón habitaban los caballos junto a los judíos con sus respectivas camas; este estaba dividido en el medio por un horno cuya función era calentar la estancia, aunque no era muy utilizado. Vivían en condiciones deplorables con escasa comida.


Después de una comida que consistía en una sopa de arroz con tomate (una especie de arroz a la cubana caldoso, MUY CALDOSO) y pescado rebozado (este fue el día del que mejor salimos parados en relación con la comida), fuimos a las minas de sal de Wieliczka, un paraje que llegamos a admirar debido a sus dimensiones y a su belleza. De hecho, se trata de uno de los 20 lugares del mundo propuestos por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad en 1978.


Allí bajamos 400 escalones para llegar al primer piso, que se encontraba a 36 metros bajo tierra (llegamos a descender hasta los 130). Nos sorprendió que todas las paredes estaban formadas por sal, la cual María (la de la ouija (para más referencias leer los blogs anteriores)) chupó a pesar de que nos dijeron que no era recomendable.

Nuestra guía nos contó que había un total de 40 capillas, ¡bajo tierra! Aquí la gente es demasiado extrema: la iglesia está más cerca del diablillo que de diosito (créditos para Javier). 

También pudimos visitar varios lagos subterráneos, en los que nadie podía disfrutar de un salado baño porque a unos soldados alemanes se les volcó el barco en que viajaban, y bueno, se fueron al otro barrio.


Tras la agotadora jornada volvimos a Cracovia en el autobús. Al llegar, pudimos observar que, debido a que era el Día Nacional de la Independencia de Polonia, había muchísima más gente por la calle de la que estábamos acostumbrados, y esto se puede aplicar también a los restaurantes. A pesar de que solo teníamos ganas de sentarnos y comer lo antes posible, tuvimos que estar buscando un sitio para cenar durante un buen rato. Tras unos momentos de tensión, ya que unos querían un sitio y otros otro, al final todo se solucionó, y encontramos un local de comida india donde, por fin, pudimos descansar y comer tranquilamente.


¡Seguimos trabajando, seguimos aprendiendo!

Clara, Javier, Jimena, Lorena, María, Pablo M., Pablo S., Paz y Miguel.

4 comentarios:

  1. Me encanta !! Un día muy productivo e interesante!!

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  2. Un día muy interesante... Somos testigos, por videollamada, de lo que os afectó la visita a los campos de concentración (nadie cantaba en el autobús) 😢 y también se os había pegado el acento polaco ¡¡que no se os entendía muy bien!! 😅. Seguid disfrutando, y a perdiendo 😉

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  3. Hoy ha tocado más aprender que disfrutar. La lección de hoy es de las que no debería olvidar nunca la Humanidad (la memoria es tan frágil)

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