Comer salchichas, salmón y bacón a las 6 de la mañana hora española puede parecer una barbaridad, pero cuando llevas casi una semana en Helsinki hay determinadas costumbres que normalizas.
En cualquier caso vino muy bien para afrontar, una vez más, un día completo aunque esta vez con un componente más lúdico, visitar la hermosa ciudad de Tallin.
Pero antes, en el transcurso del viaje en barco por las aguas del Mar Báltico, terminamos el portfolio que nos piden en el curso para poder obtener el certificado con nuestro equipo de trabajo griego. Se trata de hacer una presentación con aspectos de Finlandia que hayamos aprendido, una reflexión a través de imágenes de nuestra estancia, y la estrategia de difusión entre nuestros alumnos, profesores y comunidad escolar.
Cuando llegamos a Tallin pudimos comprobar que cumplió con las expectativas. Nos habían hablado de una parte vieja de la ciudad espectacular y así fue. Es una población con una antigüedad de 800 años, aunque realmente hay vestigios de civilización desde hace 10000 años. Muy orientada al mar, con una vocación de negocios muy marcada. Al igual que en Helsinki, tenían que importar sal muy escasa en los países del Báltico, y exportaban bienes como pescado y madera. Otros datos interesantes que nos contó nuestra guía Alis es que la primera ministra es una mujer (algo que tienen en común con sus vecinos Finlandeses) o que a todas las colinas les llaman montañas en un país con muy poca altitud.
Nos encontramos después de comer con unos estudiantes españoles, jugamos a adivinar acentos ¿de verdad tiene Alejandro acento de Cuenca?... En fin.
Cogimos el barco de vuelta y ahí sí que pudimos disfrutar de unas vistas memorables. Espectaculares. Maravillosas. Difíciles de describir, mucho más fáciles de disfrutar.
Y con eso concluimos un día redondo. Bienvenidos a Helsinki de nuevo. Preparados para el último día de curso. Seguimos trabajando, ¡seguimos aprendiendo!
Alejandro y Miguel.
No hay comentarios:
Publicar un comentario